31 oct 2013

Precipitación

Hoy me siento lluvia. Lluvia que nace sumisa, grita fervorosa y muere en un suspiro abrumador. Lluvia que moja cabezas y resbala impermeables, rodeada de soledad tangible y vana compañía. Lluvia que rocía extenuada un cantero vacío. Y lo humedece. Y nunca lo llena. Lluvia inadvertida que ruega compasión y se redime cuando escampa.

Poemas de imán en la heladera

I

Llueve en secreto,
sueño desnudo,
imagino siempre esa diferente mañana
tu gusto a café
un último nosotros.




II

Somos así,
la siesta del cuento.




III

Yo
una mujer
simple
linda
alegre
¿Sos idiota flaco?
Llamame, que espero.




IV

Era su fiesta,
hay mucho para hacer
¿Estás acá?




V

Morder labios de rojo,
cocinar salado
Vas despacio,
conejita móvil.




VI

Noche
es lunes
voy,
venís
ver, sin compartir tus besos
seguir-nos duele.




VII

Cuánto quiero,
pero no puedo
soy nada
necesito volar contigo.




VIII

Cambio lágrimas 
por mirada dulce
o
chocolate caliente.

30 oct 2013

Azul-lejos

El muerto volvía a vivir. Reencarnaba las etapas de su vida, una y otra vez, en un instante de eternidad. Aparecía casi instantáneamente en una habitación de paredes difusas, que le resultaba ajena a la vista pero en algún lugar de su inconsciente sabía que conocía perfectamente. La luz era fría y lo rodeaban azulejos espejados, y en su reflejo pudo advertir que se encontraba en una bañera que desbordaba agua turbia y pensamientos. Se detuvo a contemplar una mariposa aparentemente acuática, con alas percudidas y torso grisáceo. Nadaba o emitía una extraña danza, y dejaba detrás de sí largas hilarachas y tirabuzones color carmesí, que se esfumaban ante sus ojos, ojos abiertos, dilatados y borrosos de sueño, con los que percibe una vez más la realidad subjetiva y se levanta para continuar su vida.

17 oct 2013

Resurrección atea

Nostalgia. Nostalgia de lo que nunca se podrá tener o concretar. Nostalgia mezclada con un poco de alegría y resentimiento, contraposición que se manifiesta como jubilosos retortijones en el estómago. Presenciar ese acto produce tantas emociones y sensaciones juntas que pareciera que se funden y dan lugar a una nueva, morir y volver a nacer, en un instante, en un segundo. Abandonarse completamente en un mundo instintivo en el que lo único que se vive es el momento y la espontaneidad del cielo azul, o la majestuosa superficie blanca, que alumbra tenuemente y dibuja siluetas difuminadas, casi con vida propia; esfera que flota en una profunda boca de lobo sin dientes. Es ese instante en el que nuestras vidas se cruzan, pero no se sabe de dónde vienen ni a dónde van, en el que yo lo sé todo y ellos simplemente son. Se los conoce y desconoce en un santiamén. Ese santiamén, en el que uno mismo descubre y anhela el volar como libertad absoluta.