10 jun 2014

La noche y su juvenil porvenir, fervoroso, abrupto.
La noche taciturna y su música, su tinte, su olor, su humedad, y yo sabía que no iba a esbozar los dibujos obligados, que no iba a leer los textos que no elegí, que no iba a seguir siendo el mismo ser enajenado de tareas, que no iba a ser como en la vigilia.
A la noche uno pronto florece, despierta, quiere correr, correr y volar, salir de la caja de material macizo.
Porque la noche es un convencionalismo, un pacto social pensado para no pensar.
Deberíamos vivir de noche y dormir de día, al diablo la fotosíntesis y el bronceado,
con sólo ver la luz de la luna la carne se descubre polvo,
el humano se descubre humano
y el universo se unifica otra vez.