— Vos tenés una perfecta perspectiva omnisciente. Podés ver
el mundo, lo entendés. Lo entendés tanto que no podés verte en él. Usé todos
los recursos y métodos que tenía para mentalizarte, para que vos te mentalices
inserta en este mundo. Adentro, siendo parte. Y, sinceramente, fracasé. Pero
ahora llegamos, llegaste, al núcleo del problema. Núcleo. Esa es la palabra que
estaba buscando.
— Sí… o uno de los núcleos. Es gracioso, el otro día me
habló Sofía. Me contó que algunas personas le reprochan que ella vive en su
propia realidad. Pero es una realidad linda, ojalá fuera así, como un cuento. Pero
yo soy más distópica. Más sufrida, más misántropa. Yo no quiero lazos, no
quiero estar acá. Prefiero dormir. Es más, tengo sueño ahora.
— El sueño es el síntoma. Estás acá, y ya pasaste por la
depresión y los pensamientos suicidas, la apatía, ¿qué más? Lo que tendrías que
pensar es qué hacer con todo esto que sabés, que sentís. Usarlo para algo… A
ver la hora, uh, ya es tarde Ro, dejamos acá, pensalo y nos vemos la semana que
viene.
Usarlo para algo, para terminar lo que empezaron las vanguardias que creaban su propia realidad? La locura que arrastramos, tiene la fuerza para cambiar percé lo que vemos cada día que esta mal. Pero lleva tiempo. Militemos transformación.
ResponderEliminarson universales ustedes dos... pensar pensar son los ladrillos, cuando asomamos el hocico de esas paredes, el viento corre fuerte, y, a veces, hasta tibio y dulce después de tanto frìo en el caseròn laberìntico de la mente
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