29 dic 2020

Sin comas

Diciembre de dosmilveinte, el mes del silencio.

No sé bien cómo se siente la tristeza de algo que nunca existió, pero consecuentemente puedo ser consciente de la falta: de emociones plenas, de caracteres, de abrazos, de llantos. Es la falta o la pérdida, la impotencia o el silencio. La incertidumbre de un final abierto. La energía que ya no se tiene. Un proceso, como todos, pero arbitrario. Los pájaros ahora son de cemento, la tierra es humo, el verde es blanco. Abrazar el cambio. Los contrastes nos constituyen. Me constituyen. 
Me gusta el registro porque es viajar en el tiempo. Quizás este tiempo fue demasiado. Quizás es tan fuerte que no podré olvidarlo. Quizás la sensación nunca podría caber en palabras. Quizás no lo siento. Quizás aún no lo dimensiono. Quizás por eso callo.
Quien sabe siempre seré yo. Sin comas.

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