10 mar 2021

El sol de las seis de la tarde atraviesa la ventana del colectivo, los árboles y mis pestañas. Si tuviese que elegir: la vista antes que el oído. El colectivo vibra. Es domingo, podría haber agarrado porro. Me gusta fumar los domingos. Me gusta olvidarme de que me gusta porque significa que no es hábito. Frenamos al lado de una esquina que tiene un jardín con muchas plantas, como casa de abuela. Las plantas se merecen estar en tierra y no en macetas. Podría fumar y escuchar qué dicen aunque siempre que fumo termino haciendo algo distinto a lo que me propuse. No sé qué tan cerca están los malos viajes y la disociación, no me arriesgo a más de una seca porque me da miedo. El sol de la tarde es tibio y en vez de encandilar acaricia. Creo que ahora me gustan los domingos.

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