3 nov 2014

Epitafio justísimo

En todo caso un autoinquisidor, et encore... Epitafio justísimo: Demasiado blando. Pero la inquisición blanda es terrible, torturas de sémola, hogueras de tapioca, arenas movedizas, la medusa chupando solapada. La medusa solando chulapada. Y en el fondo demasiada piedad, yo que me creía despiadado. No se puede querer lo que quiero, y en la forma en que lo quiero, y de yapa compartir la vida con los otros. Había que saber estar solo y que tanto querer hiciera su obra, me salvara o me matara, pero sin la rue Dauphine, sin el chico muerto, sin el Club y todo el resto. ¿Vos no creés, che?
El gato no dijo nada.
Rayuela, cap. 36

Contracturas, condiciones, dolor, rincones, lluvia y grises, cigarrillos, decepciones, olvido.

Lo diría, repetiría las mismas palabras, los clichés, lo que todos ya sabemos, lo que nadie quiere escuchar. Y prefiero citar, evitar, dispersar. No lo vale o tal vez sí, o me afecta o no, ni siquiera lo analicé lo suficiente como para decidirlo. Lo único que pienso: decepciones. Acá, y allá, y algunas vienen de donde nunca uno espera, y esas duelen, y la cicatriz queda marcada y el orgullo inofensivo deviene en Mr. Hyde, y ni siquiera sé muy bien qué es lo que eso conlleva.
Dispersión, de eso estaba hablando.



1 comentario:

  1. "Decepciones. Acá y allá, y algunas vienen de donde nunca uno espera" ... y si, duelen, siempre .

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